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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Inclinacion o Reverencia



¿Qué es una inclinación o reverencia?- Es un gesto que se hace para mostrar nuestro deseo de valorar a una persona o a una cosa. ¿Cómo se hace?- Se hace estando en pie, delante de lo que voy a reverenciar y se inclina la cabeza despacio.¿Ante quién o qué cosa se hace la inclinación?- Ante el obispo o al sacerdote durante la Misa, cada vez que me acerco a entregarle algo, a ponerle el libro o a lavarle las manos. Por el sacramento del orden ambos representan a Jesucristo, y esta es una manera de honrar a ese Jesús que representan.- Ante el Altar. Porque está consagrado y representa a Jesucristo que se ofrece en él. Esta reverencia se hace también fuera de la Misa.- Ante el Crucifijo o las Imágenes. Las imágenes que hay en la Iglesia han sido bendecidas.

La Genuflexión



¿Qué es la genuflexión?- Es un acto de adoración, aquel que se debe sólo a Dios, por ello se reserva sólo ante la Eucaristía. ¿Cómo se hace una genuflexión?- Se adelanta como medio metro el pie izquierdo sobre el derecho, y baja la rodilla derecha hasta que toque el suelo (cerca de tu pie izquierdo). Hazla siempre mirando hacia el Sagrario, aprovecha a decirle al Señor que le quieres (porque lo que estás haciendo es un gesto de cariño hacia El). No la hagas con precipitación, sino despacio, para que El vea que le quieres.¿Cuándo se hace?- Siempre que pases por delante del Sagrario (es conveniente que al entrar en la Iglesia busques el lugar y desde lejos o acercándote la hagas); al comenzar y al terminar la Misa si el sagrario está tras el altar mayor; durante la Misa siempre que haya pasado la consagración y tengas que cruzar de un lado al otro del altar; también se hace el Viernes Santo ante la cruz, ya que ese día no hay Eucaristía, porque no hay Misa.

El Sagrario


¿Qué es lo más importante que encontramos dentro de una Iglesia?- El Sagrario (también llamado Tabernáculo)¿Por qué?- Porque en el Sagrario está Jesús, nuestro Dios, y se encuentra bajo la forma de comunión, es decir, pan consagrado.¿Cómo podemos saber dónde está el Sagrario?- Para buscar el Sagrario hay que buscar una lámpara con una vela de color rojo encendida, junto a ella o cerca se encuentra una puerta pequeña, cuyo dibujo tiene relación con Aquel que está dentro.¿Cuando pasamos ante el Sagrario qué hay que hacer?- Cuando pasamos delante del Sagrario hay que hacer una genuflexión, que es un acto de adoración, es decir, que estamos ante nuestro Dios.¿Qué es lo primero que tenemos que hacer al entrar en una Iglesia?- Buscar el Sagrario, porque es donde está Jesús, el Dueño de esa casa, y hemos de ir a saludarle.

El Papa a los Monaguillos



Queridos muchachos y jóvenes, ¡bienvenidos!
Queridos monaguillos, me alegra que mi primera audiencia después de mis vacaciones sea con vosotros, y os saludo con afecto a cada uno. Agradezco el pañuelo que me habéis regalado, gracias al cual he vuelto a ser un monaguillo. Hace más de 70 años, en 1935, comencé a ser monaguillo; por tanto, he recorrido un largo itinerario por este camino.
A vosotros, queridos monaguillos, quiero ofreceros un mensaje que os acompañe en vuestra vida y en vuestro servicio a la Iglesia. Para ello, deseo continuar el tema que estoy tratando en las catequesis de estos meses. Quizá algunos de vosotros sepáis que en las audiencias generales de los miércoles estoy presentando las figuras de los Apóstoles: en primer lugar, Simón, al que el Señor dio el nombre de Pedro; su hermano Andrés; luego otros dos hermanos, Santiago, llamado "el Mayor", primer mártir entre los Apóstoles, y Juan, el teólogo, el evangelista; por último, Santiago, llamado "el Menor". Seguiré presentando a cada uno de los Apóstoles en las próximas audiencias, en las que, por decirlo así, la Iglesia se hace personal.
Hoy reflexionamos sobre un tema común: ¿qué tipo de personas eran los Apóstoles? En pocas palabras, podríamos decir que eran "amigos" de Jesús. Él mismo los llamó así en la última Cena, diciéndoles: "Ya no os llamo siervos, sino amigos" (Jn 15, 15). Fueron, y pudieron ser, apóstoles y testigos de Cristo porque eran sus amigos, porque lo conocían a partir de la amistad, porque estaban cerca de él. Estaban unidos con un vínculo de amor vivificado por el Espíritu Santo.

Desde esta perspectiva podemos entender el tema de vuestra peregrinación: "Spiritus vivificat".
El Espíritu, el Espíritu Santo, es quien vivifica. Es él quien vivifica vuestra relación con Jesús, de modo que no sea sólo exterior: "sabemos que existió y que está presente en el Sacramento", pero la transforma en una relación íntima, profunda, de amistad realmente personal, capaz de dar sentido a la vida de cada uno de vosotros. Y puesto que lo conocéis, y lo conocéis en la amistad, podréis dar testimonio de él y llevarlo a las demás personas.
Hoy, al veros aquí, delante de mí en la plaza de San Pedro, pienso en los Apóstoles y oigo la voz de Jesús que os dice: "Ya no os llamo siervos, sino amigos; permaneced en mi amor, y daréis mucho fruto" (cf. Jn 15, 9. 16). Os invito: escuchad esta voz. Cristo no lo dijo sólo hace 2000 años; él vive y os lo dice a vosotros ahora. Escuchad esta voz con gran disponibilidad; tiene algo que deciros a cada uno.
Tal vez a alguno de vosotros le dice: "Quiero que me sirvas de modo especial como sacerdote, convirtiéndote así en mi testigo, siendo mi amigo e introduciendo a otros en esta amistad". Escuchad siempre con confianza la voz de Jesús. La vocación de cada uno es diversa, pero Cristo desea hacer amistad con todos, como hizo con Simón, al que llamó Pedro, con Andrés, Santiago, Juan y los demás Apóstoles. Os ha dado su palabra y sigue dándoosla, para que conozcáis la verdad, para que sepáis cómo están verdaderamente las cosas para el hombre y, por tanto, para que sepáis cómo se debe vivir, cómo se debe afrontar la vida para que sea auténtica. Así, podréis ser sus discípulos y apóstoles, cada uno a su modo.
Queridos monaguillos, en realidad, vosotros ya sois apóstoles de Jesús. Cuando participáis en la liturgia realizando vuestro servicio del altar, dais a todos un testimonio. Vuestra actitud de recogimiento, vuestra devoción, que brota del corazón y se expresa en los gestos, en el canto, en las respuestas: si lo hacéis como se debe, y no distraídamente, de cualquier modo, entonces vuestro testimonio llega a los hombres.
El vínculo de amistad con Jesús tiene su fuente y su cumbre en la Eucaristía. Vosotros estáis muy cerca de Jesús Eucaristía, y este es el mayor signo de su amistad para cada uno de nosotros. No lo olvidéis; y por eso os pido: no os acostumbréis a este don, para que no se convierta en una especie de rutina, sabiendo cómo funciona y haciéndolo automáticamente; al contrario, descubrid cada día de nuevo que sucede algo grande, que el Dios vivo está en medio de nosotros y que podéis estar cerca de él y ayudar para que su misterio se celebre y llegue a las personas.
Si no caéis en la rutina y realizáis vuestro servicio con plena conciencia, entonces seréis verdaderamente sus apóstoles y daréis frutos de bondad y de servicio en todos los ámbitos de vuestra vida: en la familia, en la escuela, en el tiempo libre. El amor que recibís en la liturgia llevadlo a todas las personas, especialmente a aquellas a quienes os dais cuenta de que les falta el amor, que no reciben bondad, que sufren y están solas. Con la fuerza del Espíritu Santo, esforzaos por llevar a Jesús precisamente a las personas marginadas, a las que no son muy amadas, a las que tienen problemas. Precisamente a esas personas, con la fuerza del Espíritu Santo, debéis llevar a Jesús.
Así, el Pan que veis partir sobre el altar se compartirá y multiplicará aún más, y vosotros, como los doce Apóstoles, ayudaréis a Jesús a distribuirlo a la gente de hoy, en las diversas situaciones de la vida. Así, queridos monaguillos, mi última recomendación a vosotros es: ¡sed siempre amigos y apóstoles de Jesucristo!

martes, 14 de octubre de 2008

Oracion del Monaguillo

Oracion para antes de la Misa(se puede rezar con el sacerdote la sacristía antes de salir)
Señor,Te doy gracias porque me llamas nuevamente a tu servicio.En esta celebración que estamos a punto de empezar.
Ayúdame a estar muy atentopara reconocerte en seguida en la persona del sacerdote,a escuchar con provecho tu Palabra,a alimentarme dignamente con tu Cuerpo y tu Sangre,y a reconocerte presente en medio de la asamblea de los hermanos.
Ayúdame a servir a tu altar como tú mereces,a hacerlo todo con diligencia y eficacia,y, sobre todo, a hacerlo por tu amor.
Sí, que todo mi actuar sea, Señor,expresión del amor con el que quiero amarte,puesto que sólo en ti encuentro la paz y la alegría.
Ayúdame, Madre de Dios y madre mía,tú que nos dijiste a todos: "Haced lo que él os diga". Amén.



Oración para después de la Misa(se puede rezar ante el Sagrario después de recoger)
Señor,bendito seas por el gran don de la Eucaristía.Una vez más me has querido cerca de tu altar,sirviéndote a ti y a los hermanos.
Gracias por tu Palabra, que me enseñatodo lo que has hecho y haces constantemente por mí;gracias por el sacerdote, imagen tuya,que eres el buen Pastor de todo el rebaño;gracias por la comunidad de los hermanos,que me ayudan a comprender que soy miembro de la Iglesia;que una vez más nos has dado por amor.
Ayúdame, ahora,al volver a mi casa y a mis obligaciones de cada día,a ser buen cristiano.Que sepa reconocer en cada persona a mi hermano,que espera ser amado de todo corazón.Así no me apartaré nunca de tu lado,aquí en la iglesia y también fuera de ella.
Madre de Dios y madre mía,intercede para que en todo lo que diga, haga o piense,tu Hijo y Señor nuestro sea glorificado. Amén

La Iglesia

II Encuentro de Monaguillos en Piura